Quien somos no lo hemos decidido, es algo que nos ha tocado, según donde hemos nacido, los compañeros de la escuela, el poder adquisitivo de nuestra familia, las personalidades de nuestro entorno más cercano… Todo esto influye y para convertirnos en la persona que somos.
Si por si fuera poco todo esto sucede sin que nos demos cuenta, ciegos ante nuestros defectos y también, algunas veces, virtudes.
Modificar nuestra personalidad no es algo trivial, pues requiere de la posibilidad de poder mirar dentro de nosotros con objetividad y sin juicio, identificando qué cosas nos gustaría ser mejor.
Con todo esto no hemos logrado hacer todavía ningún cambio, tan solo darnos cuenta de que hay ciertas cosas que queremos mejorar, ahora viene la etapa final y tampoco fácil. Habrá que vencer todas las trampas y zancadillas de nuestro cerebro que jugará un papel fundamental en nuestra contra, te aconsejo tener siempre una buena libreta, llevarla encima, que nos ayude a no olvidar.
Recordar esta maravillosa frase de John Fitzgerald Kennedy: «Perdona a tus enemigos, pero no olvide sus nombres»
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